sábado, 22 de junio de 2013

¿Fieles al Papa o a sus Alianzas?

* DESINTERÉS POR LOS QUEJOSOS; OÍDOS SORDOS PARA  "NO HACER RUIDO"


* LAS JUNTAS DE MEJORAS, INSTRUMENTOS SIN CLIENTELISMO PARTIDISTA


* GASTAN MÁS EN CAMPAÑAS E IMAGEN PERSONAL QUE EN LOS MÁS NECESITADOS



La realización de una marcha y plantón a la capital de la República Mexicana por parte de miles de personas que se dicen despreciadas en sus demandas por el gobierno del estado mexicano de Puebla, cobró un cariz dramático cuando públicamente se desangraron algunas de ellas para escribir, con su propia sangre, las leyendas de protesta.
De la misma manera, días atrás se anunció el cierre de un hospital psiquiátrico público en el mismo estado de Puebla, en un hecho que dejará al desamparo a los enfermos y a sus propias familias.
La respuesta a tales acontecimientos ha sido nula.
La palabra compasión parece ya extinta en el léxico de la sociedad.
Ninguna agrupación, de las tantas existentes, parece querer hacer ruido.
Nadie quiere ni molestar a los presuntos o reales responsables, ni mucho menos molestarse en ayudar a los que necesitan o piden ayuda.
La sociedad poblana parece haberse vuelto sigilosa. Callada. Si alguien se acerca al estado de Puebla, puede tropezar con un gran anuncio que,en lugar de la tradicional bienvenida, reproduce la leyenda que aparece fuera de casonas y cocheras, en cartulina o lámina de fondo blanco con letras y un circulo rojos, rasgado éste último por una línea horizontal: "silencio. no molestar".
En Puebla se juega al juego de Juan Pirulero...en el que cada quién, atiende a su juego. Desinterés absoluto por lo que a otros pasa. 
La sociedad poblana se había distinguido por décadas a nivel nacional por su elevado grado de participación cívica, en gran medida porque se desarrolló a partir del esfuerzo conjunto y no de la dádiva gubernamental. La Junta de Mejoras Cívico, Morales y Materiales del Estado de Puebla, fue el mejor ejemplo de ello. Nada escapaba a su interés. El poblano no estaba ni esperanzado ni temeroso del gobernante en turno. Intervenía en la conformación integral de la sociedad, no sólo en obras de relumbrón. Y la junta estaba precisamente donde se necesitaba, ahí, sí, ahí, donde hacía falta, porque la propia gente la integraba. Se trabajaba para Puebla, no para la imagen personal de un funcionario
Las cosas cambiaron desde la llegada al poder de un priísta con ideología perredista, y lo que antes manejaba la citada Junta de Mejoras, pasó a engrosar las finanzas gubernamentales y los bolsillos de los funcionarios de los gobiernos estatales. Se convirtió en una fábrica de ricos. De nuevos ricos. Un botín, pues.
Cuando funcionaba la Junta de Mejoras, los pudientes hacían aportaciones voluntarias adicionales al pago de sus impuestos, y ricos y pobres estaban unidos en la batalla por una Puebla próspera.
En estos momentos, no se trata de saber si tienen alguna filiación partidista los que protestan, sino de saber si tienen razón o no. Y de ayudar a los que realmente sufren. A los que verdaderamente requieren ayuda. A los más necesitados. De ser no solidarios, sino compasivos con ellos, con los sufrientes.  El nuevo Papa, Francisco, insiste una y otra vez en que debemos atender la demanda de los más pobres. El problema está en que aquí, muchos están más ocupados en financiar las campañas políticas; en invertirle jugosas cantidades de dinero público y privado a la obtención de un hueso (o puesto público) y...en "no hacer ruido". Les preocupan más sus alianzas económico-políticas que la vinculación con los desamparados, con los que podrían implementar un ejercicio de auténtica política católica. Queda, por lo tanto, la duda sobre la fidelidad: a sus vínculos o alianzas e intereses, o al Papa, que habla de una Iglesia de servicio a los pobres. Duda que en todo caso habrá de dirimirse en lo oscurito, y en silencio...para "no molestar"

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