lunes, 14 de octubre de 2019

El Führer


*  DEL "¡ HEIL HITLER !"...AL "ES UN HONOR, ESTAR CON OBRADOR".





*  CÓMO SE CONSTRUYE "EL PODER TOTALITARIO"





*  PARTIDO PROPIO, CULTO A LA PERSONALIDAD, DECISIONES IMPROVISADAS, VIOLENCIA SELECTIVA...






De JOSÉ A. PÉREZ STUART.








Al estarse cumpliendo este 2019, exactamente 80 años del inicio de la Segunda Guerra Mundial, la humanidad pareciera concurrir al nacimiento del nuevo Führer.


























Un nuevo Führer económicamente diezmado y tropical, ciertamente, pero quizá tan belicoso, tan autoritario, tan narcisista, tan sádico, tan megalómano...como aquél.






El de hace 80 años comenzó a exhibirse plenamente a partir de una serie de acciones agresivas, bélicas, expansionistas, que afectaban paulatinamente a otros países, pero exaltaban el orgullo germano. Principió con la anexión de su natal Austria precisamente en marzo de 1939, y días más tarde invadió Checoslovaquia, con la complacencia del resto del mundo. Seis meses después aplicó ésta misma receta a Polonia, y fue entonces cuando las pasivas, contemporizadoras Francia y Gran Bretaña, finalmente reaccionaron y le declararon la guerra.






Pero signos preocupantes, señales de alarma, se habían ya encendido de tiempo atrás; habían estado a la vista de todo el mundo y, sin embargo, pocos, muy pocos, las registraron, las evaluaron y se atrevieron a lanzar advertencias. Otros más, como fue el caso de Stalin, por el contrario, simplemente se resistieron a admitir la realidad de los hechos tempranamente inquietantes no sólo sobre la ideología, sino sobre la conducta, los humores de Hitler.






De los análisis confiables y más recientes, realizados por separado por Horst Möller, director del Institut für Zeitgeschichte; el prestigiado historiador británico Richard Ovey (autor de la reiteradamente galardonada obra "Los dictadores: la Alemania de Hitler. La Rusia de Stalin") y Matthias Uhl y Enrik Eberle, en base al único Informe del mundo (413  páginas mecanografiadas entre 1948 y 1949, basadas en testimonios empezados a recoger desde 1945) que tiene como fuentes directas a los inseparables ayudantes personal y de cámara del Tercer Reich, me permito exponer sólo aquellos factores que de forma nítida ayudan a identificar las motivaciones más íntimas, más profundas, del ejercicio del poder del Führer. El propósito es, con ello, no tratar de acomodar, de calzar, de ajustar el comportamiento de aquél a una idea preconcebida de mi parte; esto es, no escribir lo que creo, estimo, imagino sore la forma de hacer política --"el estilo personal de gobernar"--, por parte de Adolfo Hitler, sino más bien pasar lista a las particularidades políticas de una personalidad dictatorial, que sorprendentemente parecen estarse reproduciendo en México.  








1.- Así las cosas, Adolfo Hitler no fue un militante, como se dice, "de a pie", que tuviera que "picar piedra", hacer méritos y sumarse al equipo de alguien, para con ello escalar posiciones en alguno de los aparatos políticos existentes. No. Hitler creó "su MORENA", su propio Partido político, con el cual alcanzó el poder, y a través del cual divulgaba su "cartilla" o "constitución moral" --también de su autoría--, llamada "Mi Lucha".






2.- A partir de ese, su propio Partido, Hitler comenzó a construir y conectar redes de simpatizantes por toda Alemania, al amparo de un esquema  que todos los críticos y analistas no dudan en calificar de Populista.








3.- El objetivo que Hitler tenía era realizar un cambio de régimen, una especie de "Cuarta Transformación". Su propósito era cambiar el llamado viejo orden, y no solamente acceder al poder y cumplir religiosa, ordenadamente con un mandato constitucional limitado.








4.- Su proyecto político lo hacía descansar en su propia imagen, de tal forma que tanto su Partido como el ejercicio del poder, los centraba en su sola persona y el culto popular a la misma.







5.- En concordancia con lo anterior, no permitía que ningún otro colaborador o funcionario llegara a destacar, a "robarle cámara". El era el único que debería capturar la atención de propios y extraños, de nacionales y extranjeros. En su soledad frente a las masas, fundamentaba su omnipotencia. Su poder era, pues, de carácter metaconstitucional. Él estaba por encima de todo y de todos, y ni siquiera se permitía la figura de una "primera dama" a su lado. El argumento que guiaba su comportamiento, comprendía, encerraba, la proyección de un hombre austero, alejado de los placeres mundanos, y hasta "la fama de ´hermitaño´. (p.168).








6.- Su nombre tendría que estar en boca de todos...y públicamente debería ser repetido por las masas, por los que hoy podrían denominarse los chairos germanos. Porque finalmente, la lealtad no era ya al país, sino a la persona del Führer. Y así como los legisladores mexicanos del Partido MORENA lo primero que hicieron al tomar posesión como tales, el 29 de agosto de éste 2019, fue corear "¡ es-un ho-nor es-tar-con-Obrador!...¡es-un ho-nor es-tar-con-Obrador!..." (puedes consultar el vídeo aquí), a las masas alemanes también se les domesticó para repetir en voz alta, a coro, el "¡ Heil Hitler!"








Finalmente...¿qué diferencia hay entre aquellas masas que vociferaban "¡Heil Hitler!" en las concentraciones masivas, y las mexicanas que el 15 de septiembre por la noche, en la "ceremonia del Grito", coreaban "¡ es-un ho-nor es-tar-con-Obrador!....¡es-un ho-nor es-tar-con-Obrador...!".








Por lo demás, debe destacarse que las 6 características hasta aquí enunciadas de su estilo personal de gobernar, el mismo Hitler las había confiado anticipadamente (año 1933), durante un almuerzo con sus íntimos, cuando les advirtió:







-- "Yo no soy un canciller como Bismarck, que no era más que el canciller del emperador. Yo tengo mi Partido. Yo soy el Führer. ¿Qué cualidades ha de tener un caudillo?. Sobre todo,  su nombre ha de estar en boca de todo el mundo. Por ello introduje el Heil Hitler como saludo, porque contiene mi nombre. Me alegro de que mi nombre no sea  Oberhubinger o Unterkirchner. Las masas han de tener a su Führer siempre a la vista....Todas las cámaras han de estar enfocadas en mi persona: la muchedumbre ha de seguir cada uno de mis pasos. El Führer ha de arrastrar a las masas, como si fuera un actor; su vestimenta, su mímica y sus gestos, todo ello es importante..." (1933, almuerzo en la cancillería del Reich, en Berlín, p. 43).





Hasta el año 1936 habría de realizarse la primera emisión pública de televisión, por parte de la británica BBC, por cierto. Y además, el acceso masivo, popular, a los aparatos de TV, fue lento, con una emisión raquítica; pero es evidente que de haber alcanzado la cobertura global que hoy posee la televisión, Hitler hubiera ofrecido sus "Mañaneras", todos los días, para con ello posicionar su imagen y, literalmente, forzar el que "todas las cámaras han de estar enfocadas en mi persona: la muchedumbre ha de seguir cada uno de mis pasos. El Führer ha de arrastrar a las masas, como si fuera un actor; su vestimenta, su mímica y sus gestos..."








En el caso de Andrés Manuel López Obrador, no únicamente impone su imagen mediante sus diarias conferencias de prensa "mañaneras", sino también en los noticieros de la televisión y la radio, que pasiva, obligatoriamente repiten durante todas las tardes y noches, lo que expuso a primera hora, y lo que habló e hizo el resto del día. Literalmente, día y noche se fuerza la presencia de su imagen ante las cámaras. Está, auténticamente, sobreofertado. Satura a los medios, a la gente, con su voz e imagen. 







Pero el proceder de López Obrador no sólo emula al Führer en esas 6 áreas, sino que también presenta otras semejanzas en el ejercicio del poder, que no pueden pasarse por alto:








A)  Hitler, en ese afán de presentarse ante el populacho alemán como "ejemplar", como un humilde salvador de los intereses nacionales, fue más drástico que López Obrador. En efecto, mientras éste, sin explicar nunca el origen de su fortuna, anunció que se bajaba el monto de su salario como Presidente de la República, por el contrario el Führer de plano renunció a su sueldo como Presidente del Reich. Formalmente, pues, no percibía salario alguno. "Esta declaración era un truco demagógico de la misma naturaleza que las historietas propagandísticas de Goebbels, en las que se presentaba a Hitler ante Alemania como un hombre abnegado, que no pretendía sino salvar a su pueblo." (p.49). 










B)   López Obrador ha creado un cuerpo compacto de seguridad personal y familiar, en reemplazo del Estado Mayor Presidencial, y que parece emular la escolta personal de Hitler, un cuerpo de élite denominado Leibstandarte Adolf Hitler de la SS.







C)  Los analistas, precisamente en torno a la aversión de López Obrador al Estado Mayor Presidencial, refieren que obedece a la permanente actitud crítica del mismo mandatario mexicano hacia el Ejército en sí, y cómo en sus planes está reemplazar a éste por sus llamadas Guardias Bolivarianas o "Guardia Nacional". Un comportamiento exactamente igual al que registraba Hitler y que han presentado absolutamente todos los dictadores; esto es, en términos empleados por Möller en su análisis, se trata de "un problema  absolutamente paralelo a su ejercicio del poder: el papel del cuerpo tradicional de la oficialidad y el generalato". 








Para decirlo con toda claridad, la oficialidad y el generalato militares se convierten en un estorbo para toda conducta dictatorial, porque el militar de carrera está formado en la disciplina institucional y no en las lealtades al Führer; de ahí que siempre, en el trabajo de construcción del nuevo régimen, el reemplazo, por no decir que la eliminación del generalato y de la oficialidad, se conviertan en tarea prioritaria.





D)  Hitler acusó una peculiaridad que parecería un contrasentido con la estentórea concentración de poder en su sola persona; esto es, al igual que López Obrador dentro de su propio Partido "MORENA" y con sus fieles legisladores en las cámaras de diputados y senadores, el Führer prohijó "la naturaleza policrática de la estructura de liderazgo (...) evidente  con los numerosos centros de poder, en parte rivales entre sí, y en el carácter improvisado de muchas de las decisiones de Adolf Hitler" (p.27). Algunas pruebas que permiten corroborar otra de las semejanzas entre ambos:








*  El público y hasta escandaloso desencuentro entre las cabezas de grupo dentro de MORENA, por la selección de candidato al gobierno del estado de Puebla, una vez que los Moreno - Valle fueron liquidados mediante un "helicopterazo", el 24 de diciembre de 2018. Fue un choque claro, fogoso, entre Ricardo Monreal, líder de los morenistas del Senado y Yeidckol Polevnsky, presidenta nominal del propio Partido de López Obrador







*   Como consecuencia de lo anterior, la confrontación igualmente escandalosa entre Alejandro Armenta y Miguel Ángel Barbosa.







*  La eliminación de Martí Batres, destacado miembro de MORENA, como presidente de la junta de gobierno del Senado de la República, a manos de los propios miembros del Partido de López Obrador: MORENA.







*  La eliminación de Porfirio Muñoz Ledo, del Partido de López Obrador, como presidente de la junta de gobierno de la Cámara de Diputados.







*  El pleitazo que tienen las tribus integrantes del Partido de López Obrador por la presidencia nominal, formal del propio MORENA. Pleitosque hace chocar a Yeidckol Polevnsky, Bertha Luján, Mario Delgado y Alejandro Rojas.







*   Las gravísimas acusaciones de Yeidckol Polevnsky, presidenta nominal del Partido de López Obrador, contra funcionarios del gobierno del mismo López Obrador, como es el caso de Gabriel García, de estar manipulando la elección interna del Partido de López Obrador, con el empleo de recursos públicos.







*  La revelación que han hecho miembros distinguidos del Partido de López Obrador, acerca de que el "padrón" de militantes de MORENA está "inflado". De que funcionarios del gobierno han introducido, como si fueran militantes, a personas que han recibido apoyos económicos del gobierno del propio López Obrador, a cambio de presentar su credencial del INE. La violencia también se ha presentado.










*  Las descalificaciones públicas que López Obrador ha hecho de funcionarios de su propio gobierno, cuando éstos han revelado informes que muestran fracasos o ineficiencias oficiales.








Este mismo carácter policrático, que acusó Hitler a pesar del poder amasado y el sostenimiento de su propio Partido, provocó que incluso se hablara de un "dictador débil" (Hans Mommsen), citado por Möller, quien añade:







"Estos rasgos policráticos de la dictadura nazi ya se habían revelado con anterioridad, pero habían sido entendidos como una técnica de dominación: ´divide et impera´;." (p.28).







E)  Junto con el policratismo hitleriano, se citó párrafos atrás la otra semejanza con López Obrador: "el carácter improvisado de muchas de las decisiones de Adolf Hitler". Sólo como ejemplo, se deben citar algunos casos que han generado severos estragos en la sociedad mexicana:







*  La orden de impedir la introducción al país de gasolinas procedentes de Estados Unidos --que permanecieron semanas en buques-tanques estacionados en las costas mexicanas--, provocó desabasto del combustible a empresas y particulares y el racionamiento del mismo. La escasez artificial de gasolina trató de ser justificado mediante un supuesto operativo contra los "huachicoleros". 







*  La orden de reducir compras de medicamentos, se tradujo en desabasto para hospitales públicos y el consecuente daño para cientos de miles de mexicanos enfermos. Por su culpa, el dengue reavivó en el país, y la importación apresurada de medicinas, le ha resultado más costosa al país.







*  La falta de una política de seguridad ha provocado la elevación récord de mexicanos muertos. Ya son más de 30 mil.







F)  Otro elemento de semejanza es lo que los estudiosos denominan los "límites de la violencia", fijados desde la cúpula del poder, y que finalmente les han servido para ir rompiendo "el Estado de Derecho" e imponer un orden nuevo, revolucionario.









Hoy en México, en efecto, desde las estructuras del gobierno de López Obrador...







*  Se ha llegado a calificar de "jóvenes valientes" a guerrilleros de la "Liga Comunista 23 de Septiembre" que asesinaron a un destacado empleador mexicano: don Eugenio Garza Sada







*  Se realizó una ceremonia oficial en Los Pinos para premiar a guerrillera de la misma "Liga Comunista 23 de Septiembre" que organizó el asalto a un cuartel militar y asesinó a miembros del Ejército mexicano







*  Se premia con medalla oficial a mamá de otro militante (a la fecha desaparecido) de la misma Liga Comunista 23 de Septiembre; 







*  Intencional, deliberadamente, no se restablece el orden frente al vandalismo de grupos anarquistas y comunistas que lo mismo secuestran choferes y roban autobuses, que apedrean e incendian inmuebles a su paso durante marchas.







*  Oficialmente, el propio López Obrador se ha negado a declararle la guerra al narcotráfico y mejor impulsa el otorgamiento de amnistía para quienes han participado en él.









La violencia, el empleo de la fuerza y la aplicación de la ley, quedaron a discreción de Hitler y su proyecto político, de tal manera que como Möller cita, en base a un estudio realizado por  Ernst Fraenkel, "la estructura jurídica y estatal (..) nacionalsocialista, se impuso al Estado de Derecho".









Lo que debe importar al estudioso, al analista, al simple ciudadano interesado en la cosa pública, es reconocer que independientemente de las divergencias ideológicas que puedan presentarse entre uno y otro, la conformación de un régimen dictatorial reúne características --enumeradas por Möller, luego de recoger lo analizado individualmente por Hannah Arendt, Zbigniew Brzezinski, Hans Kohn, Carl J. Friedrich y otros.--, que no pueden ser pasadas por alto:







1.-  Agrupar y organizar sin contemplaciones  a la población, a través de un Partido y de las organizaciones de masas a él supeditadas.







2.-  Un estado dominado por un Partido único con el monopolio de las decisiones  y una élite (política).







3.-  Una policía secreta que aplique métodos de terror.







4.-  El monopolio de la información.







5.-  La ideología del poder y de la sociedad, vinculante para todos.







6.-  Culto a la personalidad, del que gozó Stalin al igual que Mussolini, Hitler, Mao o Fidel Castro.










7.-  Un pensamiento basado en la polaridad amigo - enemigo, el confinamiento, la discriminación y el exterminio de las minorías,







8.- Monopolio ilimitado, y por principio, de la violencia.







Estas son, pues, las llamadas "semejanzas estructurales" que desde los años treinta, recuerda Möller, agruparon politólogos y  hacen comprensible "la analogía de la técnica del poder" entre dictadores con ideologías divergentes o hasta antagónicas, pero que finalmente edifican "el poder totalitario" (26 - 29).






P.D.








Hitler no se confrontó con los grandes del capital. Organizaba reuniones y convites con los hombres más ricos de Alemania. Para éstos, hubo grandes negocios. "El Carlos Slim" de Hitler, por ejemplo, fue Gustav Krupp von Bohlen und Halbach, quien tuvo la fortuna de casarse con la única heredera de las industrias Krupp y por ello ascender a la presidencia del consejo de administración del consorcio.

domingo, 4 de agosto de 2019

Los periodistas del Yunque. In memoriam de Jesús Kramsky...

*  UN  PERIODISTA AL QUE LLORAMOS DOS VECES.



*   DE "EL UNIVERSAL" A "EL HERALDO DE MÉXICO".



*   EL "DREAM TEAM": AL LADO DE CHUCHO, PEPE Y RAÚL.







Un recuerdo para la memoria de los que nos han seguido en este mismo caminar.




De JOSÉ A. PÉREZ STUART.





-- ¡ Chucho ! ¡ Chucho ! ¡ Chucho !....le grité, desesperado, al atemorizarme la pérdida de visión que estaba yo sufriendo esa noche, en la redacción de EL HERALDO DE MÉXICO, debido al correr precipitado de decenas de globos, de burbujas multicolores por mi vista, que me impedían seguir disfrutando la realidad.



De aquél suceso, tengo también grabado el recuerdo de la cara de Oscar Alarcón Velázquez, en aquél tiempo Subdirector de EL HERALDO DE MÉXICO, que me dijo en algún momento de aquella noche de 1970, no se si mientras estaba yo tirado en el piso o ya en una camilla:



-- ¡ Ánimo, José Antonio !...¡ ! Animo !.


También mantengo nítida la escena de mi despertar ante el ulular de la sirena y mi sorpresa ante la cara de un hombre que no conocía:


-- ¿ Dónde estoy ?, le pregunté.


--  En una ambulancia. Lo llevamos a usted a "urgencias" del Centro Médico Nacional, respondió.


--  ¿ Puedo llorar ?, le inquirí.


-- ¡ Sí, claro, por supuesto !, me respondió.


Y empecé a llorar.


Y volví a perder  la conciencia.


Tenía yo 18 años de edad. Era reportero de EL HERALDO DE MÉXICO, fundado y manejado por don Gabriel Alarcón, "Don GA", como todos le decían. Y en esa tarea le ayudaban sus dos hijos varones: Oscar y Gabriel. Cubría yo, rutinariamente, "la guardia": iniciaba mi trabajo a las 7 de la noche y salía yo de la redacción, si bien me íba, a las 3 de la mañana.  Había días intensos, pues en aquellos tiempos, los compañeros reporteros que viajaban en misión especial, dentro y fuera del país, dictaban sus notas por la vía telefónica, al igual que los corresponsales que tenía el diario en toda la República Mexicana. Y el encargado de escribir en "cuartillas", a máquina --con dos copias hechas con papel carbón--, la noticia o el reportaje que dictaban aquellos, era precisamente "el reportero de guardia". 


Esa noche de 1970 había sido muy intensa de trabajo...y colapsé.


Antes de perder el sentido y desvanecerme, grité desesperado al amigo a quien tenía yo frente a mí, como a 10 metros de distancia: a "Chucho"...a Jesús Kramsky, fallecido según me acabo de enterar, hace apenas 24 horas. El viernes 2 de agosto de este 2019.



A partir de esa escena, otro de mis verdaderos amigos, posterior compadre y en aquél entonces también compañero de trabajo reporteril en EL HERALDO DE MÉXICO, Raúl Torres Salmerón, con esa gracia que lo caracteriza, habría de hacer correr la versión pícara de que yo había gritado aquella noche: 



-- " ¡ Chuchis...Chuchis...Chuchis ! ".



Y desde entonces, jajajajajaja....quedó inmortalizado entre los amigos auténticos, el término "Chuchis", que tanto Kramsky como yo, reiteradamente negamos, pero finalmente terminamos festejándolo para con ello aminorar las burlas de los otros. 


* * * 



Jesús Kramsky Steinpreis, comunmente llamado en el medio periodístico "Chucho Kramsky", formó parte del Dream Team que a finales de los años 60 pudo integrarse para incursionar en el periodismo nacional, con el deseo de conseguir una presencia católica auténtica en el ejercicio de informar y formar opinión pública. Lo formamos Jesús Kramsky Steinpreis, Raúl Torres Salmerón, José de Jesús Castellanos López y un servidor. Cuatro muchachos. Pepe, estudiante de la facultad de Ciencias Políticas de la UNAM, y Raúl y Jesús, de la facultad de Derecho, de la UNAM misma.



Como equipo iniciamos nuestra tarea en EL UNIVERSAL, donde enmedio de fortísimos pleitos entre la Empresa y los múltiples sindicatos que la agobiaban, así como de confrontaciones entre Ealy Ortíz Garza y su familia política dueña del Diario, la Lanz Duret, logramos construir una página juvenil --titulada "La Juventud Universal"--, que, al tiempo, habría de ser testigo y dar testimonio de la escalada violenta emprendida en 1968 en la ciudad de México por el Partido Comunista y la facción nacional - revolucionaria del sistema, por imponer a Luis Echeverría como candidato presidencial. 


Con su esposa.


Una vez concluida la revuelta, por ordenes superiores se tuvo que dar un giro a la sección juvenil de EL UNIVERSAL y entonces adoptó una fisonomía deportiva, que cubría actividades en escuelas públicas y privadas, y permitía que el periódico tuviera un mercado más amplio de lectores. 


Sin embargo, presiones expresas del sindicato de redactores obligaron a la directiva de EL UNIVERSAL a cancelar nuestra sección. Pero gracias a Dios, la misma persona que nos había impulsado con la familia Lanz Duret, inicialmente a través del suplemento semanal "Revista de la Semana" (con Julio Perales y su esposa Mili a la cabeza), nos llevó desinteresadamente a EL HERALDO DE MÉXICO, pues un ex alumno suyo en la UIA, Oscar Alarcón Velázquez, era el Subdirector General, además, claro, de hijo del dueño: don GA, Gabriel Alarcón.




En EL HERALDO DE MÉXICO quedamos adscritos como reporteros. Ya no como realizadores de una página o sección especializada. Y ahí tuvimos que enfrentar dura batalla, pues un grupo revolucionario enquistado en la redacción del periódico, a toda costa buscó expulsarnos. 


Recuerdo bien aquella tarde-noche cuando recién llegados a EL HERALDO en 1969, el entonces gerente general de EL HERALDO DE MÉXICO, Alberto Peniche Blanco, nos llamó para comentarnos que sabía que  Raúl era sobrino del obispo Abascal y Salmerón, y que Chucho era familiar de quien años atrás había encabezado el MURO: Victor Manuel Sánchez Steinpreis. La peculiaridad del caso radicaba en que en la redacción de EL HERALDO se había insertado un grupo jacobino proveniente de LA PRENSA, estrechamente ligado, orientado, por quien en ese entonces escribía la columna "Concierto Político" en EL DÍA, de Enrique Ramírez y Ramírez, con seudónimo ("J.M. Terllezgirón"): Manuel Buendía, Así que se produjo una colisión abierta, descarada y descarnada. Todo aquél grupo contra los 4 combativos chamaquitos, orientados a distancia por "El Viejo", Carlos Figueroa Sandoval



Vivimos momentos muy intensos, pero en un lapso muy corto de tiempo, ya que apenas ingresados en 1969 al periódico de los señores Alarcón, Jesús Kramsky fue enviado como compañero del titular del área política de EL HERALDO DE MÉXICO, José Falconi, a cubrir la gira de Luis Echeverría como candidato presidencial del PRI. Y fue así que el 25 de enero de 1970 se produjo el misterioso "avionazo" que terminó con la vida de 14 periodistas y el resto de pasajeros y tripulación del aparato. 



Los primeros informes que llegaron ese día, fueron en el sentido de que el avión había caído y no había sobrevivientes. Tanto Raúl Torres Salmerón como quien esto escribe, presentes ya en la redacción de EL HERALDO DE MÉXICO, echamos a llorar por la pérdida de nuestro amigo, Jesús Kramsky. Lo dábamos por muerto. Horas más tarde supimos que había sido el único sobreviviente. Y nos reconfortó saberlo. Pero también pensábamos, pensábamos y pensábamos en el significado de aquella selección divina para no permitir que falleciera en el "avionazo". Había sido el único, el único sobreviviente. Y si lo era, debería existir un por qué y un para qué. Al tiempo, Carlos, Carlos Figueroa Sandoval, demandaría el regreso de Chucho a EL HERALDO, para continuar con su misión periodística, pero Jesús, afectado por decenas de operaciones que  le habían inmovilizado una de sus rodillas, optó por otros caminos. Y, entre éstos, escribir libros de texto.   


Sin embargo, lo cierto es que a partir del "avionazo", los encuentros con Chucho fueron esporádicos, pues quedó permanentemente atendido en un hospital de Poza Rica, donde habría de conocer a quien sería su esposa. En alguna ocasión, y gracia a los buenos oficios del igualmente buen amigo  Pedro Antonio Camacho Marín, realizamos un viaje en avioneta a Poza Rica, donde visitamos a Chucho y platicamos ampliamente con él. 




El paso de los años fue llevando a cada uno de nosotros por medios distintos. Chucho pudo abandonar el hospital, movilizarse (no sin cierto trabajo) libremente, y tuvo la idea de escribir: publicó un libro sobre su experiencia y también libros de texto que tendían a hacer frente al proceso revolucionario de la Ideología de Género. Sin embargo, nunca me olvidé de Chucho:


1.- Cuando laboré en TELEVISA, integré a Chucho Kramsky en la radio como comentarista, en un programa que tenía en la XEW, pero se transmitía desde las instalaciones Avenida Chapultepec.


2.- Cuando estuve al frente de la Coordinación de Comunicación Social en la ALDF (Asamblea legislativa del Distrito federal), me volví a jalar a Chucho con un puesto directivo.


Chucho, Pepe, Raúl y yo, nos iniciamos juntos en el ámbito periodístico.


Iniciamos la aventura, creo yo sin defraudar a quienes nos comisionaron para esa tarea ( yo tenía 15 años y ellos entre 18 y 19 ), y juntos nos tocó enfrentar momentos significativos. Pero por encima de las diferencias de carácter (sobre todo yo diría entre Pepe y Chucho), eramos, fuimos, amigos. Amigos. Amigos. Amigos auténticos, pues. Y el amigo siempre lo es. Como se dice: en las buenas y en las malas. Independientemente de que, como humanos que seamos, podamos tener divergencias de criterios y pareceres en materias diversas.


Y precisamente la amistad fue lo que me condujo, cada vez que tuve una posición destacada, a incorporar a Chucho Kramsky a la actividad laboral, productiva, porque en lo más profundo de mi ser no podía yo permitir que se sintiera inútil. Desplazado. Olvidado. No, eso no. Así, al hacerlo retornar a la actividad cotidiana, juntos nuevamente, demostramos que era un hombre capaz, talentoso y que podía realizar una labor profesional que le permitiera llevar el pan a su esposa e hijos. Pero también permitió que los nuevos periodistas, los muchachos que se estaban incorporando a la tarea, lo conocieran. Estuvieran a su lado. Convivieran con él. Y se nutrieran mutuamente. 


Por eso me lo jalé a TELEVISA, y por eso, posteriormente, lo llevé conmigo a la ASAMBLEA LEGISLATIVA DEL DISTRITO FEDERAL, donde luego de mi salida,  él pudo seguir con profesionalismo en el puesto que le había yo asignado. Nunca olvidaré que el día de su cumpleaños, en el año 2001, le preparé una fiesta sorpresa a Chucho en la ALDF. Un pastel, que frente a todo el personal, apagó con gusto y las carcajadas de los presentes, que nos reíamos por la salpicada de migas de pastel que se produjo con el soplido. 


Me acuerdo de Chucho cuando participamos en momentos álgidos de 1968; cuando libramos una golpiza en la Plaza de Toros México en el mismo 68; cuando por las tardes pasábamos un buen rato en una cafetería frente al Colegio Berta von Glümer, en la colonia Roma, de la ciudad de México, donde insistía en que me hiciera novio de una atractiva muchacha que sin embargo lo pretendía a él; cuando participaba en mis programas radiofónicas; cuando tomábamos café en el legendario Kiko´s de Paseo de la Reforma y Bucareli; cuando los 4 (Chucho, Pepe, Raúl y yo) nos disputábamos la única máquina de escribir que nos fue suministrada para redactar en EL UNIVERSAL; cuando ante el boicot que nos hacían los sindicatos dentro de éste periódico, la hicimos de fotógrafos y aprendimos a revelar los rollos en los oscuros laboratorios de EL UNIVERSAL; cuando él me defendía en EL HERALDO DE MÉXICO de quienes querían correrme a toda costa; cuando nos íbamos a comer tacos de bistek con cebollitas, después de nuestras juntas en la colonia Roma...




Hoy, confieso que le he estado llorando a Chucho...por segunda vez.


La primera, junto con Raúl, cuando supimos del avionazo de 1970 y creíamos que Chucho había perecido. Seguramente Raúl, el buen amigo Raúl Torres Salmerón, a quien no he visto, ha hecho lo mismo: volver a llorar por el amigo que nos deja.


Chucho le decía a Raúl, "El Marciano". Ambos eran estudiantes de la facultad de Derecho de la UNAM cuando optaron por el inicio de la aventura periodística yunquista y conformar el Dream Team. Y como tuvimos una estrecha relación los tres, creo no equivocarme en afirmar que también a mi compadre se le han vuelto a salir las lágrimas. Lo único que lamento es que nadie, nadie, nadie me avisó de la muerte de Chucho, ni tampoco de su enfermedad y agonía. Me enteré de su partida gracias a lo que publicó en FACEBOOCK un joven y generoso periodista con quien sigo en deuda, Ricardo Contreras. Gracias, Ricardo, por la noticia.


Quedo con la convicción de que Chucho murió cuando tenía que morir.  Dios tiene sus tiempos. No son los nuestros. Y cuando se produjo el "avionazo" de 1970, a Chucho no le tocaba presentarse aún ante el Señor. Chucho pudo dar, pues, de principio a fin, testimonio. Un incansable luchador. No se rindió. Peleó el buen combate. 


Y para Kramsky --" ¡ señor Kransky...señor Kransky !", como solía llamarle Hugo Gris, el office boy de EL HERALDO--, no me resta sino volverle a gritar, con la esperanza de que también me vuelva a ayudar en estos momentos de agobio bajo los cuales vivo:


-- ¡ Chucho ! ¡ Chucho ! ¡ Chucho !.






P.D.

No quiero dejar pasar la ocasión sin hacer referencia a dos buenos amigos, los únicos que me fueron a visitar a mi casa, después que fui hospitalizado tras la crisis que viví aquella noche en EL HERALDO DE MÉXICO y frente a la cual le grité en forma desesperada a Chucho Kramsky: Blanca Sevilla de León y Pedro Antonio Camacho Marín, que trabajaban también en EL HERALDO




Pedro (Peter,  le decía Blanquita al que es su esposo), al tiempo habría de cubrir "la fuente política", y Blanquita, era jefa de la sección de Sociales. Acababan de hacerse novios, parece ser. Esa foto es de aquellos tiempos. En un parque que se encontraba en avenida Cuauhtémoc, en la ciudad de México, a unas cuadras de EL HERALDO. Ambos, también magníficos amigos de Chucho. En ocasiones nos íbamos a "Los Bisquets de Obregón", precisamente en la calle de Álvaro Obregón, y que por aquél entonces era un changarro del que nunca nos imaginábamos se convertiría en lo que es hoy: una franquicia nacional exitosa.