En medio del escándalo y la sospecha, el fin de semana anterior se produjo la renovación estatutaria de la presidencia de la Organización Demócrata Cristiana de América, con un resultado que deja más dudas que certezas para quienes quisieran ver a dicho organismo como un instrumento capaz de:
1.- Frenar el avance de las dictaduras democráticas impulsadas por las Internacionales: Socialista y Comunista en Iberoamérica, y cuyas expresiones más vivas son
Hugo Chávez, los Kirchner, Evo Morales y Daniel Ortega.
2.- Detener el acoso que la Iglesia está sufriendo en los países con gobierno socialista, como Argentina, Venezuela, Bolivia, Nicaragua y otros, donde se han producido episodios tendientes a acallar a los obispos católicos, y
3.- Reimpulsar los principios fundamentales que deben sostener los derechos humanos, ante el avance de la reingeniería social impulsada desde las Naciones Unidas para imponer un estado de derecho antinatural.
Las dudas sobresalen porque, como es de conocimiento generalizado, la que vivió la Organización Demócrata Cristiana de América (ODCA) el fin de semana anterior, fue una "elección de estado", denunciada por militantes de la misma agrupación, luego de las presuntas llamadas telefónicas hechas por el Presidente de México, Felipe Calderón, a sus homólogos miembros de aquella, para forzar el voto en favor del mexicano Jorge Ocejo Moreno.
Ocejo Moreno reemplaza estatutariamente al también mexicano Manuel Espino, cuya actuación como Presidente tanto del PAN, el partido gobernante de su país, como de la ODCA, molestó al actual mandatario de su país, Felipe Calderón. Las razones son muy simples:
A) Durante más de 70 años, México vivió bajo un sistema llamado "presidencialismo", que hacía girar toda la vida política en torno a la voluntad de un monarca limitado únicamente por los seis años de su gobierno. El PAN, cuando estuvo en la oposición, criticó tal sistema y prometió acabar con él. Sin embargo, al actual mandatario mexicano parece no gustarle la disidencia y ha exigido, en forma reiterada y pública, la incondicionalidad de su partido, que se ha convertido en una mera caja de resonancia oficial. Así las cosas, con otro nombre, México ha vuelto a caer en el esquema del Partido-Gobierno.
Manuel Espino, que era presidente del PAN cuando Felipe Calderón llegó a la Presidencia de México en elecciones más discutidas y disputadas, con el fin actuar en forma congruente con la tradición panista, mantuvo una posición crítica que lo hizo blanco de los ataques del reducido pero cerrado grupo que rodea al Ejecutivo mexicano.
B) Además, los pronunciamientos que Manuel Espino hacía como presidente de la ODCA contra las tendencias dictatoriales de Hugo Chávez, por ejemplo, inmediatamente eran tratadas de descalificar por la cancilleria mexicana.
El golpeteo del equipo cercano a Felipe Calderón a Manuel Espino llegó hasta la jornada previa a las elecciones de la ODCA del fin de semana anterior, cuando se aseguró que Calderón mismo había llamado a mandatarios miembros de ese organismo, para solicitarles que votaran por su candidato, Manuel Ocejo.
Durante los tres primeros años de su mandato, es bien cierto que el gabinete de Calderón no ha tenido una actuación pública en materia internacional que concuerde con la ODCA. Se han favorecido medidas que no van de acuerdo con una posición social-cristiana, como:
* La implementación del programa de distribución de la píldora anticonceptiva del "día después".
* El impulso a las prácticas abortivas en el seno de las Naciones Unidas.
* Las alianzas electorales con los partidos declaradamente socialistas y de inspiración marxista.
* El respaldo político al chavista Manuel Zelaya, a quien se le recibió en México como Jefe de Estado, y el no reconocimiento al gobierno elegido democráticamente de Porfirio Lobo.
Los analistas no han dejado de advertir que apenas horas antes de las elecciones internas dentro de la ODCA, el gobierno del mexicano Felipe Calderón se apresuró a "reconocer" a Porfirio Lobo como Presidente de Honduras. Lobo sería uno de los asistentes a la asamblea de la ODCA. Parece mostrarse como evidente que ese regateado reconocimiento del gobierno mexicano al del hondureño Lobo, haya sido una de las facturas que Calderón tuvo que pagar para la obtención del voto de mandatarios democristianos en favor de Jorge Ocejo. El hecho de que el tardío reconocimiento del gobierno calderonista se haya producido al mismo tiempo que el de Chile no parece ser ajeno a todo este entramado, pues el nuevo régimen de Chile, como se sabe, dejó de ser socialista y ahora es encabezado por Sebastián Piñera. El gobierno chileno forma parte de la ODCA.
Frente a todo este panorama, los analistas de inteligencia se preguntan finalmente: ¿será Jorge Ocejo una especie de mero mayordomo de Los Pinos, la residencia presidencial mexicana, o se perfilará como el auténtico líder político cristiano que necesita el Continente? Esto es: ¿se atreverá a operar incluso en discordancia de los intereses oficiales de México, pero en concordancia con los del movimiento demócrata cristiano?.
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