* Cambio de Paradigmas Culturales: Los Fuertes por el Zócalo
* Sobreposición de Zaragoza al Estandarte Guadalupano
* Nueva Familia Revolucionaria para el 2018: "Católicos" Liberales y PRD
* Sobreposición de Zaragoza al Estandarte Guadalupano
* Nueva Familia Revolucionaria para el 2018: "Católicos" Liberales y PRD
por JOSÉ A. PÉREZ STUART
El anuncio de que por segundo año consecutivo, en zonas ajenas al Zócalo se realizarán decenas de festejos artísticos paralelos a la histórica celebración del Grito de Independencia, es otra demostración del choque de trenes que se libra en Puebla --y amenaza con extenderse al resto del territorio nacional--, por el afán de las facciones jacobinas del viejo sistema político mexicano en impulsar una reingeniería social, a través de una auténtica y profunda Revolución Cultural que tiene como base y centro piloto la antigua Puebla de los Angeles, considerada por la UNESCO "patrimonio histórico de la humanidad".
Para decirlo con sencillez, tal choque es resultado del anunciado "cambio de paradigmas culturales" que pretende sepultar todo vestigio de catolicidad, primero en Puebla, y luego en el resto del territorio mexicano a partir del 2018; ésto último ya bajo el auspicio de un "Gobierno de Coalición", que desde ahora impulsa el zedillato-calderonismo a través de una falsamente novedosa "Reforma Política" que lo único que intenta es:
1.- Desplazar al Nuevo PRI --liberal-- de la Presidencia de la República y
2.- Reinstalar en Los Pinos a las viejas facciones impulsoras del nacionalismo-revolucionario, recubiertas del manto socialdemócrata, para repetir en nuestro continente el ejercicio de reingeniería social encabezado por Rodríguez Zapatero en España.
La sobreposición de la figura de Ignacio Zaragoza al espíritu independentista que tuvo como punto de encuentro, de unidad, el estandarte de la Virgen de Guadalupe en Dolores; así como la reiterada intentona por trasladar el centro de toda la conciencia de mexicaneidad a Los Fuertes, arrebatándosela al Zócalo --eje del centro histórico - patrimonio histórico de la humanidad--, responde a ese tenaz objetivo de desacralizar la cultura nacional, pretendiendo que ésta nació un 5 de mayo y no un 15 de septiembre, de una Virgen que forjó una Patria.
Will G. Pansters --lo cito para no recurrir a algún estudioso doméstico que podría ser descalificado de antemano--, retrata con toda nitidez la esencia del Zócalo de Puebla, y en general de lo que representa la figura del Zócalo para la identidad nacional:
"El centro colonial revela una larga historia que no solamente ha dejado su huella en las reliquias físicas de la Puebla actual. El zócalo, rodeado por largas arcadas, y detrás de ellas innumerables restaurantes de los que emana el aroma del mole poblano, es el símbolo de la identidad regional, la patria chica.
"La majestuosa catedral representa la influencia de la Iglesia y el catolicismo en la sociedad poblana.
"El palacio municipal reviste la sede de la autoridad terrenal y, como tal, simboliza el poder
posrevolucionario del Estado..."
Un estudioso anticlerical como el propio Pansters (Política y Poder en Puebla, ediciones BUAP-FCE, 2a edición en español, 1998), no duda en reconocer los orígenes político-religiosos en la constitución, planeación e importancia de Puebla, desde su concepción debida a una solicitud angélica, hasta su desarrollo como potencial industrial y comercial. Hoy, sin embargo, todo ello se quiere enterrar.
Al amparo de una Modernidad Tardía, las mismas fuerzas político-ideológicas que imponen a Enrique Peña Nieto una Reforma Política "panista"(?) con visos reimpulsores del caudillismo y caciquismo de los 20´s revolucionarios, en Puebla se afanan por sepultar la naturaleza del patrimonio histórico de la humanidad, a través del montaje de chabacanerías mecánicas, propias más de Disneylandia. Mas en el fondo no se trata de un simple injerto de pedazos de acero móviles, sino --a confesión de parte-- de un "cambio de paradigmas cultural" (sic). De una auténtica Revolución Cultural, en el sentido más profundo.
En los últimos dos años, se produjo todo un jaloneo en Puebla, en torno al festejo del Grito de Independencia. Se pretendía suplantar al Zócalo por Los Fuertes. Mas debido a la sana, loable y coherente resistencia impuesta por el gobierno municipal, la ceremonia de mantuvo en el Zócalo, la noche del 15 de septiembre. Pero ahora, conforme a la persistente carga jacobina, no sólo se reiterará un festejo fuera de lugar en Los Fuertes, sino que se reitera el afán de querer quitar al Zócalo como centro del histórico acontecer libertario, con foros múltiples que invitan a ya no "gritar" en consonancia con el balcón central del Palacio de gobierno local, en el Zócalo.
Con ello, pues, no sólo se reduce el histórico Grito a un concierto rockero, sino que se redacta una sinópsis de lo que podría esperar al país luego del 2018, si llegase a ganar la elección presidencial la "alianza" promotora del Gobierno de Coalición, que vendría a renovar el esquema callista de la Familia Revolucionaria. De una nueva Familia Revolucionaria. Iniciando con los liberales "católicos" en el PAN, hasta los neocardenistas del PRD. Y todo, en aras de una Modernidad Tardía. En plena, ya Posmodernidad. ¡Hágame usted favor...!
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