martes, 21 de octubre de 2014

Guerra a Muerte PRD vs Guerrilla...para Descarrilar a Peña Nieto y Llegar a Los Pinos en 2018

*  DOS FACCIONES REVOLUCIONARIAS EN GUERRA, ENSANGRIENTAN A MÉXICO


*   PUEBLA Y GUERRERO: ELIMINAR AL PRI, AL YUNQUE Y A "MORENA"


*  EL “PAN” DA MARCHA ATRÁS, PORQUE AHORA ES PROPIEDAD DEL GRUPO QUE TAMBIÉN OPERA EL “PRD”



De JOSÉ A. PÉREZ STUART

Los brutales, crueles, barbáricos actos cometidos en los estados mexicanos de Puebla y Guerrero, con saldo de muertos, heridos y desaparecidos, no son hechos aislados, sino reflejo de la madre de todas las guerras que libran dos facciones revolucionarias, en su afán de obtener el mayor número de votos en las elecciones generales de los años 2015 y 2018…y tratar de sacar al PRI de Los Pinos, para imponer en México mismo, un prolongado régimen, ya sea nacional-revolucionario o bien socialdemócrata.

En efecto, la nueva fase violenta que hoy padece México no es gratuita. No es fortuita.


Tampoco ya es la narco-violencia fabricada por el zedillato durante 18 años –de Zedillo a Calderón–, para incrementar el poder de El Chapo y desbaratar a todos sus capo-contrincantes. No.

La violencia que hoy padece México –y que se evidencia con detenciones masivas arbitrarias; ametrallamientos; desaparición de disidentes de los gobernadores y encubrimiento partidista de narco-políticos–, es la disputa por el poder de dos 
fuerzas revolucionarias que al abandonar primero el PRI; al haber fracasado con su proyecto zedillista, y al ser fallidas en sus incursiones electorales unipartidistas para derrotar a un Partido Revolucionario Institucional no socializante…hoy deambulan en la escena política mexicana como zombis.  La peculiaridad del fenómeno presente es que una de dichas facciones se ha ensamblado con una vertiente guerrilla comunista, a su vez alimentada por las comunidades de base de los teólogos de la liberación. La otra facción, ha pactado con los cárteles de la droga para “controlar” los estados y ajusticiar a sus enemigos políticos.



La nueva fase violenta que sufre México es, así, políticamente deliberada. Premeditada. Auspiciada desde círculos de poder político, incluido el partidista, donde ambas fuerzas en pugna tienen sus respectivas “fichas” o “piezas”. Sus gobernadores. Sus presidentes municipales. Sus legisladores, federales y locales.


De igual forma, es claro que detrás de esta nueva fase violenta, están las mismas fuerzas que en 1994, para descarrilar el proyecto liberal y nulificar los positivos efectos inmediatos del Tratado de Libre Comercio, provocaron el estallido armado en Chiapas; asesinaron al cardenal Posadas, a Luis Donaldo Colosio, a José Francisco Ruíz Massieu; secuestraron a Alfredo Harp Helú, a Angel Losada Moreno, y a partir del error (?)  zedillista de diciembre, quebraron al aparato productivo nacional; entregaron la banca mexicano a los extranjeros, y empobrecieron a millones de familias mexicanas, que perdieron todo su patrimonio debido a las extraordinarias tasas de interés. En efecto, ”en los primeros meses de 1995, las tasas reales desestacionalizadas alcanzaron niveles superiores en promedio a 50 y 60 por ciento bajo la modalidad de inflación futura y de inflación pasada, respectivamente, y las tasas se mantuvieron elevadas durante el resto del año.” (Aportela Rodríguez, Ardavín Ituarte y Cruz Aguayo, Documento de Investigación, 2001, Banco de México).


A)  De un lado está el narco-perredismo, que proclive a seducir a la derecha panista y utilizar foros como la Fundación Konrad Adenauer para atraer a los ingenuos, tiempo atrás sorprendió a muchos porque decidió aliarse electoralmente con el PAN…con el señuelo de “sacar al PRI” de los gobiernos de los estados.


El resultado es que, habiendo postulado en todos los casos a miembros destacados de un sector de logias masónicas, hoy bajo la estrategia del veracruzano Luis Maldonado Venegas, se ha quedado con el control del PAN y alista para tratar de reconstruir el Sistema Político Mexicano a través de un gobierno de coalición,a partir del 2018.


Adueñada del PRD, del PAN, de Movimiento Ciudadano y del PANAL, esa facción revolucionaria masónica intenta implantar
 un Nuevo Sistema Político Mexicano, simulando la democratización del mismo a través de una falsa pluralidad, ya que la coalición gobernante que pretende para el 2018, estaría conformada por Partidos que ella misma tripula; fenómeno que hace comprensible, por sólo poner un pequeño ejemplo, que Maldonado Venegas, cofundador de CONVERGENCIA, hoy Movimiento Ciudadano, al tiempo que promociona abiertamente con agrupaciones masónicas a Rafael Moreno-Valle Rosas, milite en el PRD, con la anuencia, la bendición, el consentimiento de Los Chuchos. 



Los Chuchos, por lo demás, han sido señalados en forma reiterada como asociados, o cómplices, o colaboradores de narco-políticos. El caso más relevante es el de Guerrero, donde han defendido, a capa y espada, al gobernador Angel Aguirre Rivero.


Tal facción se autodefine como socialdemócrata. Y  es la que se ha encargado de anular del PAN a todos los identificados con el “Yunque”. Promueve el aborto, la ideología de género, las bodas entre personas del mismo sexo, y la adopción de pequeños por parte de parejas homosexuales.  A partir de esta disección, se puede comprender por qué el PAN no quiso enjuiciar políticamente al gobernador Aguirre Rivero. Viajan en el mismo barco.


B)  Esa corriente revolucionaria masónica está confrontada con otra corriente revolucionaria: la netamente comunista, nacional-revolucionaria, guerrillera, en la que curiosamente participan las
comunidades de base organizadas por los “agentes de pastoral” de la teología de la liberación. En ellas están aglutinados los dizque “anarquistas” (que son grupos adiestrados por el chavismo venezolano) y las diversas corrientes que sostienen a MORENA, de Andrés Manuel López Obrador.



Una demostración de sus confluencias es Chiapas, donde al igual que en otros países sudamericanos, la guerrilla comunista ha operado con la “bendición” de curas revolucionarios. Tanto en Puebla como en Chiapas se ha dado una confrontación abierta entre ambas corrientes.


Por ejemplo, la facción revolucionaria masónica (socialdemócrata), ha respaldado abiertamente al gobernador Moreno-Valle Rosas, en tanto su pertinaz opositora, la revolucionaria comunista, ha sido desplazada del propio PRD local.


La facción revolucionaria comunista ha canalizado gran parte del descontento popular contra el morenovallismo y ha encabezado marchas por los más diversos rincones de la entidad. A ésta porción, las fuerzas represivas del gobernador han golpeado en forma severa. Prácticamente lo mismo que en Guerrero, donde el gobernador Aguirre, también respaldado por la facción revolucionaria masónica (socialdemócratra), ha actuado sin misericordia contra su rival, la corriente revolucionaria guerrillera (jesuítico-comunista), como lo demuestra el acribillamiento y desaparición de los normalistas.


La corriente revolucionaria masónica (socialdemócrata) está perdiendo muchos adeptos, pues el descontento popular que han generado sus gobernadores en Guerrero y Puebla, está siendo capturado por la otra facción, que en buena medida es el sustento de MORENA, de López Obrador.


De ahí, pues, lo encarnizado de la lucha.


Lo que disputan es el botín electoral. Cuál de las dos llegará con mayor fuerza a las elecciones del 2015 y el 2018...para disputarle al PRI la permanencia en Los Pinos.

No les importa que estén descarrilando la economía nacional.


No les importar que estén descarrilando la estabilidad  y el prestigio del país.


Las dos fuerzas revolucionarias (la masónico-socialdemócrata, y la guerrillera-comunista), se nutren del deterioro político-económico de México. Buscan el fracaso del gobierno de Peña Nieto. Que la economía no avance. Que pululen la incertidumbre y la descomposición social. Porque sólo mediante el descontento social, estiman que pueden acceder a Los Pinos, nuevamente.

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