El gobierno mexicano parece decidido a practicar el ilusionismo.
En efecto, el régimen que encabeza Felipe Calderón cree haber encontrado el mejor y más barato antídoto contra la pobreza que padecen decenas de millones de mexicanos: hacer creer, mediante mensajes alucinógenos, que el país no es el que es, sino el que "soñamos" (sic).
Primero lo advirtió a los banqueros.
Ahora lo acaba de hacer frente a los dueños de los medios de comunicación de México.
Para el mandatario mexicano, todo consiste en modificarle "la percepción" de la realidad a los millones de mexicanos que, de acuerdo al Banco Mundial, a la CEPAL y al Fondo Monetario Internacional, viven en la pobreza.
Según el Presidente Calderón, si los ricos banqueros y propietarios de los medios de comunicación del país se unen a ese esfuerzo alucinógeno, entonces la economía nacional crecerá: es decir, como autómatas, los mexicanos saldrán de sus casas a comprar todo tipo de productos a las tiendas y los empresarios verán elevar sus ventas y ganancias.
Lo que a decir de los analistas verdaderamente preocupa al gobierno mexicano, es perder las elecciones estatales que este año se celebrarán en diversos estados de la República. Todas las encuestas señalan que los candidatos del partido oficial, PAN, van a perder los comicios. Entonces, el gobierno pretendería "lavarle el cerebro" a los potenciales electores, con el fin de que imaginen, sueñen, que México está mejor y que deben votar a favor del PAN.
¿EN QUE SE BASA LA
PRETENSION ALUCINÓGENA?
El gobierno mexicano parte de los siguientes supuestos:
1.- En vez de reconocer que la recuperación que observan algunos sectores de la economía mexicana tiene como raíz el repunte en la demanda estadunidense, gracias a la baja histórica que mantienen las tasas de interés en EU, el gobierno mexicano asegura que tal repunte se debe a las medidas "anticrisis" tomadas por la administración calderonista.
2.- El gobierno de Calderón, en concordancia con tal razonamiento, culpa a "la percepción" de impedir a millones de mexicanos salgan de sus casas a comprar todo lo que necesitan. Es decir, el régimen mexicano se niega a reconocer que el grueso de la población carece de capacidad de compra, precisamente por el aumento en los impuestos que impulsó el propio gobierno.
No se trata de un problema de "percepción".
Lo que sucede es simple: la gente o no tiene empleo, o ha reducido en forma drástica sus niveles de compra, de ahorro y de inversión.
Según Calderón, la gente sale a la calle a comprar si tiene una buena "percepción" de su propio país. La evidencia empírica, sin embargo, demuestra lo contrario; esto es, en todo el mundo, la demanda está impulsada por la capacidad real de adquisición que posee el público.
¿De qué sirve construir un argumento basado en "sueños" y la "imaginación", si la gente no tiene empleo o, por la mayor carga fiscal decretada este año, carece de suficiente poder de compra, ahorro e inversión?
No hay comentarios:
Publicar un comentario